El batallón, de uno en uno | Íñigo Errejón

De la ‘beca black’ al ‘sablazo’

Errejón es un pionero en debates de hondura, como el de las condiciones del pobre becario o el de la financiación de los partidos... lo que pasa es que se le va la mano en la lucha

Álvaro Martínez

«California logra cubrir durante varias horas de energía cien por cien renovable a más de 40 millones de personas, casi la misma población que España. Un pequeño hito que marca el camino verde a seguir». Daba saltos de alegría Íñigo Errejón este pasado mayo ... con este tuit que bien analizado supone un compendio de la personalidad política y profundidad real del discurso de este hijo de 15-M que primero trató de ‘matar al padre’ (Iglesias, el hoy tertuliano-columnista de Galapagar) en Vistalegre II y luego decidió ‘independizarse’ cuando vio que sus compañeros de Podemos le habían puesto las maletas en el descansillo. En realidad, esas ‘varias horas’ californianamente verdes que exultaban al líder de Más País fueron quince minutos, en concreto los transcurridos entre las 2.45 y las 3.00 de la madrugada del 30 de abril, de tal forma que el ‘hito’ es aún más ‘pequeño’ pues para cumplir el sueño de cubrir todas sus necesidades energéticas con renovables queda un largo camino, con el permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide, como se leía antes en los carteles de toros. Para lograr ese cuarto de hora ha habido que instalar aerogeneradores e instalaciones fotovoltaicas para producir 23.000 megavatios por lo que los californianos tendrán que colocar muchísimos más molinillos y placas para cubrir los 1.641 minutos restantes con energías totalmente limpias.

El tuit de Errejón no solo señala su tendencia a la exageración de las cosas cuando le viene bien (quince minutos convertidos en «varias horas») sino que esta tendencia al descomedimiento la hace compatible con su jibarización si a él le cuadra (España tiene un 20 por ciento más de habitantes que California), de tal forma que es un experto en mezclar dimensiones a las que adapta sus soluciones imaginativas. Esta semana nos hemos enterado de una de ellas: pegarle un sablazo infame a la militancia y cargos del partido para que le sufragasen la candidatura a la Asamblea por Más Madrid; y si no soltaban el dinero, a la calle. Ganó el escaño, pero aquel «firme compromiso con los madrileños» que prometió durante la campaña de las autonómicas le duró casi el cuartillo de hora verde californiano, pues al poco salió corriendo de la Asamblea para volver al Congreso con Más País.

Lo que es innegable es que Errejón está en los temas. Incluso a veces se convierte en pionero de grandes causas sociales. Siendo un chaval se empeñó en luchar por mejorar las condiciones de los becarios, un debate que ha vuelto a salir ahora después de que estrellas de la radio de ‘progreso’ hayan percibido cierta flojera en las nuevas generaciones de aprendices de periodistas. Su fallo fue que se le fue algo la mano y en vez de limitar esas horas de trabajo a un estándar más o menos convencional decidió hacerlas desaparecer del todo, hasta tal punto que recibía 1.825 euros al mes por no hacer nada. Dinero público. Ahora, ocho años después de ‘dignificar’ la condición del becario en España, se lanza a por la semana laboral de cuatro días. Los minutos convertidos en horas, como en aquel tuit de California.

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